sábado, 11 de abril de 2009

+/- Civilización y +/- Barbarie

/Nota publicada en Crítica de la Argentina del 11/4/09 / / Foto publicada en Clarín del 23/10/07 /

tiene diez cuadras. imita al muro de san isidro

Un zanjón contra el delito en Ensenada

Los vecinos de Villa del Plata pidieron a la intendencia que amplíe el canal de descarga del río para separar su barrio de otros.

La escena sucede en Villa del Plata –una localidad de quintas y aires balnearios, en Ensenada, a pocas cuadras de la costa del Río de la Plata– donde hartos de los robos, algunos muy violentos, los vecinos le pidieron a la intendencia que dragara y ensanchara un canal aliviador que separa al barrio de un campo privado que a su vez los separa de dos barrios pobres: Villa Rubén Sito y El Molino, de donde viene el peligro. Dos vecinos miran asustados los arbustos del otro lado del canal. Charlan contentos y ahora se callan. Hay ruido de ramas. Uno le señala al otro un piecito que aparece y se esconde.

–¿Los ves? Ahí vienen.

Los piecitos ahora son cuatro. Piecitos de nenes que todavía no se muestran.

–Siempre mandan chicos pero atrás viene uno grande, explican los vecinos.

Serios y amenazados. El riesgo está a cuatro metros. De repente, los piecitos tienen tres cuerpos y tres caras que ríen: los potenciales ladrones al final son un grupo de amigos de no más de 12 años que eligieron la maleza como refugio: “Nos gusta escondernos entre los árboles para contarnos cosas”.

La gente está satisfecha, aseguran que desde que terminó la obra –que hizo que el canal de diez cuadras de largo pasara de tener un metro de profundidad a tener dos y de tener dos metros de ancho a tener cuatro– los delitos bajaron notablemente, aunque también, aclaran, se debe a que hay mayor patrullaje policial.

“Siempre sacaba los puentes que armaban con troncos o palas para cruzar la zanja y venir a robar. Para otra cosa no venían porque no tenían nada que hacer en un campo privado. Esos puentecitos ahora no están más”, dice Osvaldo (50) uno de los dos vecinos a los que lo alarman los piecitos y que al ver que eran chicos sostuvo: “Igual desde los 12 años ya te afanan”. La idea de agrandar el canal como frontera contra el delito surgió el 25 de enero, un día después de que dos delincuentes de 16 años, apodados “Chuky” y “Josecito” (ahora presos), que hace meses venían atemorizando a Villa del Plata, asaltaran brutalmente a un matrimonio en su casa. Fue la gota que colmó el vaso. “Nos sorprendieron en la cama, mientras dormíamos. Trajeron a mi nena de ocho años para que viera todo. Nos precintaron las manos y las piernas. Querían plata pero no teníamos. A mi esposo le incendiaron los pelos del pecho con la llama de un aerosol. A mí me cortaron mechones de pelo con una tijera. Además, me dispararon dos veces y amenazaron con electrocutarme con un cable pelado”, cuenta a Crítica de la Argentina Nora Tedesco (54), que está feliz con las nuevas medidas del canal. Dice Tedesco: “Se propuso como una idea para entorpecer a los ladrones, para que lleguen y se vayan. Suma. Es un factor como que haya más policías, pero desde hace tres meses que no hay asaltos y antes había todos los días”. Las obras duraron una semana. Lo que los vecinos no quieren por nada del mundo es que se compare la fosa con el muro que se pretendió levantar en La Horqueta. Por eso el esposo de Nora está enojadísimo con los medios y gruñe desde su casa: “¡Esto es un puterío. Hay cosas mucho más importantes para contar en este país. Déjense de joder. Me están rompiendo las pelotas desde las once de la mañana!”.

Facundo (35), que vive con su esposa Mariela (29) en una casa de diseño a media cuadra del canal señala: “Esto no es como lo de San Isidro, nada que ver. Acá no nos separamos de ningún barrio sino de un campo. Y en Villa Rubén Sito hay gente mala como hay gente buena, igual que acá”. Mariela coincide pero dice que ni loca pasaría por los barrios donde viven los supuestos ladrones: “La única vez que fui me gritaron: ‘Rubia, la próxima vez te secuestramos’. Ahora nos sentimos más seguros”, dicen aunque Facundo está harto de “vivir como presos, con alarmas y perros”.

Otro vecino, e histórico, Agustín (70) está satisfecho con el canal: “Hace dos meses tenías que andar con los ojos bien abiertos porque no sabías si atrás de los árboles había alguien, ahora no”.

Para Mario Secco, intendente de Ensenada, lo que se hizo con el canal sirve para impedir el delito y lo diferenció del muro de San Isidro: “Eso era alevosía”.

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Sarmiento vive; civilización y barbarie en el siglo XXI. Construimos fronteras, destruimos escuelas. (N.E.)

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