miércoles, 14 de mayo de 2008

Monoriel

Luego de ser descubierto ocultando residuos radioactivos en los árboles de la plaza de Springfield, el Sr. Burns es llevado a los tribunales de esa ciudad cual Hannibal Lecter en El Silencio de los Inocentes. Lo acompaña Smithers. Por medio de un rápido juicio y justa condena el juez determina que deberá pagar una multa de 3 millones de dólares. El Sr. Burns le solicita a Smithers que saque el dinero de la billetera que tiene en el bolsillo del pantalón y paga en efectivo.

La familia se reune en casa. Lisa propone usar el dinero para mejorar las escuelas públicas, poder comprar cascos de realidad virtual y recrear en 3D hechos destacables de diversas eras históricas.
En cambio Bart sugiere usar el dinero para construir hormigas mecánicas gigantes que invadan la escuela y maten al Director Skinner.
Por último Marge propone gastarlo en algo que haga sentir a todo el pueblo orgulloso.

Horas más tarde todos los habitantes se reunen en Springfield Town House, lo que nosotros conocemos como Municipalidad, y el Alcalde Diamante dirige el debate que tiene como objetivo decidir que hacer con los 2 millones de dólares. Luego de una atinada acotación de Lisa Simpson, el Alcalde se corrige, son 3 millones de dólares (guiño, guiño).

Se escuchan diversas sugerencias: la esposa de Ned Flanders quiere usar el dinero para contratar más bomberos y poder así apagar el incendio que desde hace mucho tiempo castiga a la ciudad; el Sr. Burns propone usarlo para beneficio propio en su planta nuclear; Apu quiere que se use para contratar nuevos oficiales de policía que lo resguarden de los asaltos que sufre a diario; Marge sugiere que se use para tapar los baches/cráteres que hay en la avenida principal y hacen que el camión que lleva maiz se caiga en un pozo, se incendie y empiece a brotar pochoclo (o palomitas de maíz, variando según la traducción).

En un grito único de ferviende democracia el pueblo se manifiesta a favor de reparar la avenida.Hasta que aparece en la escena un señor vestido como esos personajes que venden artículos por la televisión los domingos por la mañana. Dice llamarse Ricky Mantino y emite una frase reveladora: 'una ciudad con dinero es como una mula con patines, no sabe como los obtuvo y no sabe como usarlos.'
Risas generalizadas, se gana al público. Estrategia de venta uno.

Tiene algo para ofrecerles, algo grande, algo que sólo pueblos como Sprinfield se merecen. Estrategia de venta dos.

Un monoriel, un sistema que unirá rápidamente toda la ciudad con vías que correrán sobre las calles (con baches), sobre las escuelas (sin computadoras) y sobre los incendios (sin bomberos). Estrategia de venta tres.

Una pegadiza canción y todo el mundo pide monoriel. Venta realizada. Clink!

Rápidamente el proyecto se concreta. Homero Simpson de maquinista, varias ratas como sistema de freno, Ricky escapando con el dinero y un final de otra galaxia.
Ricky huye en avión con su valija llena de dólares, con tanta mala suerte (para él) que aterriza en un pueblo donde ya había vendido el monoriel. Los lugareños furiosos lo muelen a palos.

Springfield se quedó con su monoriel (que sigue dando vueltas, demostrando que no se puede reemplazar un sistema de frenos por ratas) y otros tantos proyectos ridículos como la lupa gigante y la escalera mecánica hacia la nada.

Tarea para el hogar: reemplazar Springfield por Buenos Aires, Córdoba y Rosario, monoriel por Tren Bala, Ricky Mantino por Alstom, el alcalde Diamante por un pingüino a elección, otros pueblso por México, Brasil, Francia y Suiza y las ratas....dejarlas, en las estaciones del Roca siempre hay ratas.

Los Simpsons - Capítulo 71- Temporada 4 Episodio 12: Marge contra el monorriel.
Después de que Burns es multado con 3 millones de dólares por depósitos ilegales de desechos nucleares, la ciudad decide gastar el dinero en un monorriel, construido con materiales baratos.
Escrito por Conan O'Brien, dirigido por Rich Moore.
Estrenado el 14 de enero de 1993.

1 comentario:

Combinando Ideas dijo...

Mi estimado amigo: si hay algo que hemos perdido los argentinos es la capacidad de asombro. Lo cuál es tremendamente grave, porque implica ni más ni menos, que estamos anestesiados de estupidez. Que cualquier cosa que digan o hagan nuestros gobernantes, es una más de tantas, que pasará a la historia como un acto más de corrupción, o como una anécdota tragicómica, como la del avión que iba a la estratosfera de Carlos Menem (alias: la rata).-
Humildemente, creo que el tren bala de los K es una de esas estupideces (teñida de sospecha de millonarios negociados). Es una de esas andanzas que insultan la inteligencia de los argentinos y es una bofetada más en la cara de los desposeídos que ven con increíble pasividad como los recursos del estado se despilfarran, en vez de ser destinados a generar inclusión.-
En fin, en una caricatura, el absurdo es simpático. En nuestro país, es un ultraje que no debiera ser tolerado.-

Un abrazo.-

Juan Esteban Rimoldi