domingo, 22 de febrero de 2009

Malvinas en la Argentina

Qué pasaría realmente si las Islas Malvinas estuvieron bajo dominio argentino? Cómo sabemos sigue flameando allí la bandera británica, pero si en su lugar estuviera la argentina, las tendríamos tan olvidadas como está nuestra provincia de Chaco? Cómo Salta? Sería otro tanto de esos territorios que solamente son visitados por nuestros gobernantes en épocas electorales? Otro rincón que al quedar tan alejado de la Av. Gral. Paz no nos importa? Pensemos, por ejemplo, en la Provincia de Formosa. Cuándo la nombramos? Cuando escuchamos hablar de ella? Unicamente si el Pilcomayo se desborda o si algún conocido viaja para traer alguna mercadería a bajo precio desde Paraguay. Y Tierra del Fuego? Apenas si tenemos algún comentario de su gobernadora mujer o alguna foto pintoresca de Ushuaia. Sin embargo todos anhelamos que en las Malvinas vuelva a estar nuestra bandera. Aún así, tenemos pequeñas Malvinas muy cerca nuestro.

Viajando hacia el norte desde Esquel por la Ruta Nacional 40 llegamos al empalme con la Ruta Nacional 258. Dejamos Chubut y entramos a Río Negro. Uno se entera del cambio porque de repente se terminan los baches, enormes baches. Accidentes geológicos por llamarlos de alguna manera más proctocolar (sic). Pasamos por El Bolsón y continuamos con dirección a San Carlos de Bariloche. La ruta se transforma en una delicia: montañas de un lado, lagos del otro. Curvas, contracurvas, subidas y bajadas. De techo un cielo azulado corona la pintura. Un viaje soñado. No hay tráfico. El sol apenas encuentra alguien para dibujar una sombra. Un cartel anuncia un puente angosto que cruza un curso de agua ahora seco, que casualmente se llama Río Seco. "Pucha, este río está re seco" digo. "Por eso se llama Río Seco boludo" acota mi amigo. Siguen más curvas. Para variar un poco el camino las montaña nos lleva con sus curvas hacia arriba. Cuando nos cansamos la misma montaña nos deja bajar, también en curvas. De repente una casilla de madera muy cuidada corta con la placentera monotonía del paisaje. Hemos hecho unos 60km desde que salimos de El Bolsón. Al pasar junto a la casilla vemos un camino que se origina al costado de la misma. Prendemos las balizas, frenamos en la banquina y damos la vuelta en "U" rápido. Volvemos hasta la casilla y tomamos por ese camino. Es de tierra, muy angosto. Pareciera que el sol pegara aún más fuerte por la sensación de estar andando por el medio del desierto. El polvo que levanta el auto al andar entra por cuanta rendija esté disponible. Esto mezclado con el intenso calor del mediodía hacen querer llegar rápido a un lugar con agua en forma de laguna, o lago, o río, o ducha, o botellita de 354cm3. Del lado izquierdo tenemos un paredon como resultado de dinamitar la montaña para crear el camino por el que estamos transitando. Del costado derecho solamente árboles que tapan un precipicio. El camino anuncia la entrada al Lago Escondido a 1km. Seguimos adelante y a los pocos minutos el cambio de paisaje deslumbra la mirada. Se vislumbra un campo de polo a la distancia. Un caserón de dos pisos, ovejas, cesped bien verde. Carteles de bienvenida nos hacen sentir a gusto. El camino nos lleva a una tranquera que está abierta. Junto a esta hay una garita y una cámara de seguridad a la que sólo le falta el cartel que rece "Sonría, lo estamos filmando". Resulta extraño dado que apenas se ven señales de vida en todo el camino desde El Bolsón hasta aquí. Más aún si pensamos que es un camino que nos costó ubicar, el cual es de tierra e intimidaría a cualquiera que dude de sus aptitudes como conductor. Una señora sale a nuestro encuentro. Saludamos amablemente, con mucha cara de turista gentil e informamos nuestra intención de continuar hacia el Lago Escondido. No, no podemos. Las tierras son privadas y solamente se permite el acceso mediante visitas guiadas. Se va y cierra la tranquera. Le pone la cadena, entra a la garita y desaparece.
Nos quedamos mirando la cadena. Volvemos por donde vinimos.
Por suerte unos 20km más hacia el Norte encontramos el Lago Stefen, un paraiso a pasitos de Bariloche. Entramos sin más, descansamos y seguimos. Seguimos puteando a Lewis.

Charles "Joe" Lewis es otro de los tantos millonarios extranjeros que poseen tierras en nuestro país. Perdón, tierras no, miles y miles de hectareas de las nuestras. Por ley las costas de los Lagos y Ríos son públicas. Debe existir un camino que dé paso a esa costa. Lewis hace lo que quiere. Abundan las notas, reclamos y demás publicados en internet. Solo hay que escribir "Lago Escondido" o "Charles Lewis".
Las tierras de Lewis están a pocos kilómetros de la frontera con Chile. Y parece que posee una pista de aterrizaje propia , lo cual atenta contra la seguridad nacional.

Algo más para leer, directo desde el lugar de los hechos: nota Puerta E

Las Malvinas son Argentinas. Pero parece que en nuestra casa y nuestra cara nos están copando la parada. Colgaremos la bandera de United Colors of Beneton&Lewis.

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