Mabel Montoya (MEMÉ) - 30.04.2009 - Contratapa Crítica de la Argentina
Pero como digo siempre, una controla muy poco de su vida. Las cosas pasan. Y José Ángel pasó. No sé cómo, sin que yo quisiera. La vieja lógica del tren que se va y yo ahí, sin ningún zapatito marrón, sin ningún vestido de domingo.
José Ángel pasó porque me equivoqué en la computadora y con el muchachito ese msn verde que da vueltas y vueltas y puse un nombre que no era y apareció José Ángel preguntándome por qué quería que lo admitiera si no lo conocía. Equivocada pero cabeza dura insistí que él era quien yo decía y no quién él aseguraba. Bueno, lo digo. Me enamoré. Hace ocho meses que mantenemos un chat de medianoche. Hace siete meses que compré una camarita y mi fiel Soraya me enseñó su uso. Hace siete meses que con José Ángel nos conectamos a media noche de aquí, a las nueve de la noche de allá. Y nos miramos, nos mostramos, nos queremos. Juro que no quería, juro que hice todo por resistirme, pero, corazón de peluche, ¿negarse a sus palabras, a ese terciopelo sonoro? Espero cada noche con mi corazón en la mano. Sé que todo es tan frágil, que hay un cable que llega hasta donde él está, que no imagino cómo, que no sé a quién se le ocurrió, pero también sé que virtual no es nada, ¿cómo serían virtuales estas ansias, estos temblores, este tremebundo sentimiento de cercanía?
Finalmente, después de nueves meses, José Ángel decidió venir. Nos vamos a conocer. Estoy saliendo para Ezeiza. No doy más de ansiedad. Hoy debe llegar en su avión desde el DF.
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