domingo, 17 de mayo de 2009

Escuelas Flotantes - Crítica de la Argentina - 15/05/09

En el delta del paraná, Reemplazan a casillas que se inundaban
Botaron dos escuelas flotantes en Entre Ríos

Cada una tiene capacidad para 26 alumnos. Son únicas en Latinoamérica, cuentan con sistema propio de agua potable y electricidad. Una lancha pasará a buscar a los chicos por sus casas todas las mañanas.

El Consejo de Educación de Entre Ríos botó el jueves por la tarde dos escuelas flotantes para los chicos del Delta del río Paraná: unos 52 alumnos se podrán subir para tomar clases entre lagunas, riachos, islotes, canales y bañados. Una lancha los pasará a buscar todas las mañanas por sus casas entre las islas de los departamentos de Victoria y Gualeguay. Se trata de estudiantes que viven con sus familias, que trabajan por toda la zona de las islas, y que se trasladan de un punto a otro de la desembocadura: los papás como puesteros del campo de empresas o dueños o en el pastoreo de vacas, las mujeres en el cuidado de sus hijos y de sus casas. Se trata de las escuelas Nº 70 “Crucero General Belgrano” que se ubicará en el arroyo Sepultura, en las islas Las Lechiguanas, del departamento Gualeguay, y la escuela Nº 37 “General José de San Martín” en la isla El Pillo del departamento Victoria. Hasta ahora, una de las escuelas funcionaba en una casa prefabricada que siempre se inundaba con la crecida del río. La otra, en una casilla prestada por el dueño de un campo. Ahora, en cambio, las naves tendrán sus propios sistemas de agua potable y de electricidad generada por paneles solares. También aulas, cocina, baños y hasta un salón de usos múltiples. “Los maestros viven en los barcos y trabajan todo el año: se trata de escuelas de personal único donde dan clases, cocinan y se convierten en ordenanzas. Funcionan fuera del horario convencional: de nueve a cuatro de la tarde, porque los chicos almuerzan y toman clases y cada escuela tiene una lancha que los trae y los lleva a sus casas”, dicen en el ministerio. El director de la Escuela Nº 70, Walter Zapata, dice que hace cuatro años que trabaja como maestro en las islas y que le apasiona la tarea que emprendió cuando dejó a su novia, sus padres y su ciudad natal, Maciá, en el centro de Entre Ríos, a unos 340 kilómetros de donde está ubicado ahora. “Hace tres o cuatro años que nos prometieron esta escuela. Hasta ahora trabajé en un rancho que nos prestaba el dueño de un campo, sin luz ni agua, y sólo cinco chicos de los ocho que se inscribieron en el año: dos nenes de jardín de cuatro, dos en primer grado, uno en tercero, dos en cuarto y uno en quinto grado”. El Gobierno asegura que la construcción de las naves es única en América Latina y demandó unos 1,3 millones de pesos. Para que comiencen a funcionar, necesitan que se terminen algunos detalles de su construcción –como el revestimiento de los pisos– y la autorización de la Prefectura Naval Argentina para navegar por el Delta. “Desde que llegué, a los chicos les hago hacer manualidades, construí huertas y planté árboles que acá escasean, doy educación física, plástica y tecnología, y que son cosas que otros docentes no se interesaban y yo di un nuevo impulso”. Por eso, Zapata insiste que allí los chicos son respetuosos y los padres “ayudan lo más que pueden” y que la experiencia es “espectacular” aunque gane unos 2.500 pesos por su trabajo en “zona inhóspita”. De hecho, este fin de semana se quedará en las islas, invitado por los vecinos, en el marcado y la capa de terneros. Al menos hasta que llegue, pronto, su escuela flotante.

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